Soy parcialmente feliz. De verdad.


Un año después de haber abandonado el blog, me reúno con él en las vísperas navideñas. Hay muchas cosas que contar, pero como siempre vamos una a la vez y por lo más importante. Todo se fue a la mierda, con la diferencia de que ya no me importa y soy parcialmente feliz.

¿Cómo puedo ser más feliz ahora que hace un año sí este año perdí a mi tío y a mí mascota?

Hay veces que aprendes mucho de los malos momentos, y esto me sucedió. Tristemente dos seres a los que quería mucho se han ido, pero al mismo tiempo me ha dejado un par de buenas enseñanzas.

1.- Siempre las cosas pueden ir peor y ponerse más graves. Es cierto que el sol sale después de la noche, ello no significa que sea un sol resplandeciente, puede que sólo recibas unos ligeros haces de luz y el sol nunca llegue a posarse en lo más alto.
2.- Aprendí a desprenderme de los sentimientos y las necesidades de los demás.
Tal como en los viejos tiempos en los que me importaba poco lo que pensaran de mí y hacía lo que quería. Una vez más esa fuerza interior que reprimí por tanto tiempo y me costó tanto hallarla salió de nueva cuenta. Logré ponerme en el lugar que quería, logré deshacerme del indeseable novio de mi madre, logré establecer mi distancia con mi madre e hice que mi hermano dejara de verme como su competencia directa (o eso creo hasta la fecha).

¿Qué sigue?
No lo sé a mis 25 años no lo sé y sinceramente no quiero averiguarlo por ahora. Soy consciente de 2 cosas únicamente: No tener hijos y no caer en prisión (Que es casi lo mismo), a partir de allí veré que puedo construir para el siguiente año.

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