Cerramos un año muy mierda: 2017


Me encuentro a una hora de meterme en la ducha y se me ocurrió venir a contar un poco delo ocurrido en éste año, sólo muy superficialmente.

Mi familia comenzó el año con una pésima noticia, mi tio Miguel fallece a principio de este año (2017) y todo la un vuelco tremendo. Miguel era el clásico tio que te cuenta chistes y suele robarse la atención en cada reunión familiar, vaya, hace más amenas las visitas ami abuela. Después y caminando hacia la mitad del año comienzo a plantearme buscar empleo o regresar a la universidad a terminar mi carrera, en aquel momento regresar a la unam no era un opción, pues mi facultad se encuentra en el Estado de Mexico, y este año en particular las cosas en materia de seguridad no caminan nada bien.

Para la mitad del año ya había conseguido un empleo, comencé cómo Auxiilar de Residencia de obra en el hospital de Troncoso (HGZ-2A) en la empresa GALU SA de CV. Aunque en un inicio ganaba muy poco, con el pasar del tiempo logre escalar la escala de sueldo y ahora no me va mal, podía irme mejor, pero soy consciente que podría irme peor. Además logre tener mi propia residencia y además me hice cargo de los trabajos de remo delación en acabados por el evento del terremoto, y allá vamos, pero primero el evento del incendio.

El día 26 de Junio, unos seis días después de mi cumpleaños una fuerte explosión casi al medio día hizo llamar mi atención, me encontraba laborando en el sótano del hospital al que le trabajamos. No le tome mucha importancia, pues imagine que era el golpeteo de la maquinaria de las construcciones colindantes, luego un trabajador entra corriendo en estado de éxtasis con los ojos grandes como plato diciendo que nos íbamos a quemar. Grande fué mi sorpresa, pues temía lo peor, debido a que debajo del hospital pasan ductos de PEMEX y no a mas de 50m del lugar dónde estaba se encuentran los tanques de gas del hospital, supuse lo peor. Traté de hallar una forma de huir, sin embargo la única opción era la de salir por un casetón, es decir, para los no entendidos, por una especie de cloaca independiente de los desagües y llegar hasta los gatos hidráulicos, ya ahí debía haber alguna manera de llegar a la sala de maquinas y salir. Luego volví a la realidad y dije, ¿por que no escucho gritos y ni siquiera hace un poco de calor?. Salí a ver que ocurrió.



Resulta que en un predio colindante en dónde se fabrican vinos ocurrió una explosión, ¡vaya susto! casi me cagué. 

Para Septiembre de 2017 la madre naturaleza nos tenía una fea sorpresa, con antelación del terremoto ocurrido el día 19 de Septiembre, el día jueves 7 de Septiembre nos despertó la alerta sísmica por la noche y de inmediato salimos a las calles (los que pudimos). La sensación de vació en el estomago y los pulmones apretados no se hizo esperar cuándo sentimos los movimientos oscilatorios cobijados por la pacifica noche, todo era silencio cuándo algunos transformadores comenzaron a estropearse y algunas mujeres de la colonia comenzaron a gritar histéricas. Era muy dificil mantener el equilibrio en aquella noche. Poca cosa, el terremoto que sentimos fue de ni mas ni menos 8.2°R.
Luego, unos cuantos días después el gran terremoto de mi vida en hrario de trabajo. Me encontraba comiendo junto a un Ingeniero con el que trabajo, fuimos al metro Mixhuca y pedimos unas tortas gigantes, comenzamos a charlar un poco cuándo una fuerte vibración no cesó, suelen pasar camiones pesados y estos crean vibraciones, y la que sentimos comenzó así, sin embargo nunca terminó... — Oye Inge, son mis nervios o... — exclamó el Ing. Juan. — No, está temblando — dije en tono nervioso al momento en que las alarmas comenzaron a chillar de nuevo. De inmediato nos fuimos al centro de la avenida.

Es increíble como en la calle no hay ni para dónde correr o para dónde hacerse, si no hay un árbol, un semáforo o un edificio cerca, hay un ramal de cables que te pueden caer en cualquier momento, la única opción nuestra de sobrevivir a los movimientos telúricos fue la de irnos a mitad de calle con el riesgo de que el suelo se lavara y caer en un socavón, bueno creo que era lo menos peor hasta el momento en que vi la avenida torcerse cual vivora. Mis rodillas temblaban y apenas pude decir algunas palabras "Ya valio verga".


Volteé hacia atrás y vi un mar de gente rezando y muchos de rodillas, algunas chicas cargaban a sus mascotas en un intento de falsa protección. 

Mes duro, y me esperaba uno aún peor. ¿Qué es peor que dos terremotos?. Mi fiel amigo, mi confidente y mi compañero, Chucho, el viejo bolognés que me acompañó desde los 8 años partió a un lugar mejor. No hay mucho que contar mas que anécdotas y mucho cariño que me reservare para mi. A partir de entonces mi abuela comienza a tener afecciones de salud debido al cigarro (Me planteare seriamente en dejar de fumar) y está literalmente más muerta que viva, pero bueno, esperemos que logre reponerse. No hay mucho más por ahora que contar, toca día de fiesta y se me hace tarde para el baño. Hasta la próxima.

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