El día que nos leyeron los números.


Tenía 18 años y ella 17, era Octubre y a veces el viento soplaba tan fuerte que los pajarillos más jóvenes caían moribundos de sus nidos. Éste era yo, un escuálido estereotipado como "rockerillo" tomado de la mano de la chica a la que alguna vez le salvé la vida (según ella). Me agradaba mucho esa época del año.

Mi vída habría de cambiar desde ése momento — Sí, ya se que suena estúpido, pero creo que es verdad —. Esa tarde no fuí al CONAMAT (estudiaba para ingresar a la universidad después de clases regulares), decidí que era mejor estar con ella, Victoria siempre fue la clase de chica que te inspira estar con ella por que algo podría ocurrir en cualquier momento.

La tarde comenzaba a ponerse interesante cuándo ella dijo que teníamos que hacer algo antes de seguir con el asuntito, ella dijo sin rodeos que quería llevarme con la abuela de una amiga, según ella para que nos leyera la suerte, dije que era algo estúpido pero accedí, no me quería quedar así, ya saben, sin mi recompensa

Cuándo llegamos comenzó a llover y la viejilla de baja estatura nos recibió, tal parecía que sabía que llegaríamos (sin duda las mujeres saben como hacer creer que nosotros somos los que decidimos, esa tarde según yo decidí ir con ella, lo que no sabía era que ella ya había decidido que hacer ese día).

De inmediato nos llevo a su sala y nos ofreció algo de tomar. Sin rebuscar nada, la anciana sacó un par de dados de material raro, creo que eran del hueso de algún animal. Nos hizo tirarlos y sorpresa. El mismo resultado. Debí de ensanchar mis ojos como los de ella, sin embargo no lo hice, esta fácil cargar os dados para obtener resultados específicos, pero seguí con su jueguito.

La mujer sacó una hoja de papel estraza y con un bolígrafo muy bonito comenzó a pedirnos nuestros nombres sin apellidos, según ella sólo los nombres de las personas han podido haber sido elegidos, los apellidos son sólo herencia. Le pregunté que era exactamente lo que haría, ya que lo replicaría después, sólo para estar seguro de que lo que nos decía era verdad. Victoria dijo que nos leeria los números. Pedí que nos detallara el procedimiento; éste es muy simple, dijo, sólo hay que relacionar las letras del alfabeto con su número deposición en él. Aquellas cifras que sean de dos dígitos se suman entre sí para obtener un nuevo número, y así consecutivamente hasta tener un sólo número, o dos, pero eso era extraño según ella. El objetivo de tal ejercicio era saber si eramos compatibles o algo así.

Iván Lennin
9 23 1 14 12 5 14 14 1 14
9 5 1 5 3 5 5 5 1 5
14 6 8 10 6
5 6 8 1 6
11 15
2 6
8
Christie Victoria
3 8 19 9 20 21 9 5 23 i 3 21 10 19 9 1
3 8 1 9 2 3 9 5 5 1 3 3 1 9 1
11 10 5 14 6 6 10 1
2 1 5 5 6 6 1 1
3 10 12 2
3 1 3 2
9



Ocho y nueve, dijo Victoria algo triste. ¿Qué significa eso? le pregunte, a lo que me dijo, aún no terminamos. Ella necesitaba saber cuántos hijos tuvieron nuestros padres biológicos. Yo tengo un hermano, por lo que somos dos, ella es hija única, su número es 1. La señora de edad avanzada siguió anotado esos números mientras repetía alguna oración extraña que hasta la fecha no podría reconocer.

Ella preguntó por nuestra fecha de nacimiento, dijo que seguiría el mismo proceder.

20 06 1992
2 6 10 11
8 21
29
11
24 11 1992
6 2 10 11
8 21
29
11

La abuela se emocionó al terminar de sumar las cantidades, ambas eran de once, le dije que aún faltaba separarla, era un dos en realidad, no un once. Ella me dijo que me equivocaba, las sumas finales de ciertos números no se puede separar. 11:11 y dijo leyendo de un trozo de hoja.

Por eso le preguntó a Dios: —Yo soy tu servidor. ¿Por qué me tratas mal y me obligas a cargar con todo este pueblo?

Victoria enmudeció y sus ojos se llenaron de ese cristalino preludio de un mar de llanto, pero no lo hizo, ella es Judía y la señora también, a juzgar por ese candil que vi en el recibidor, sin duda algo de eso le ha conmovido, pensé en ese instante. Luego le pregunte a la señora ¿Qué significa?. Ella sólo dijo que lo entendería y que debía de vivir con eso, yo así de WTF, pero bueno, ahí no acabó la cosa. Siguió explicando cosas del número 11, 8 y 9, ya saben cosas del futuro, personalidad y esas cosas.

Recordé que ella nos pidió lanzar los dados, ¿para que había sido eso?. Entonces volteó la hoja de estraza y recapitulo los números obtenidos, siendo contundente nos los mostró

Yo era dueño del 8 del 11 y del 2. 8+11+2= 21, 2+1 = 3
Ella dueña de: 9 del 11 y del 1. 9+11+1 = 21, 2+1 = 3

Adivina que sacamos en los dados. Sí un 3 cada uno. ¿Casualidad?, ella no lo creyó así. Sin embargo, hundiéndose en su silla rechinante la señora dijo con voz áspera que nunca se imagino ser testigo de algo así (imagínense al vidente de LOST cuando la embarazada pide que le lean el futuro, sin tanto drama, pero algo así.). Nos indicó que nosotros dos eramos algo así como una dualidad, no significaba eso ser pareja aunque Victoria así lo entendió. Dijo que nuestro potencial espiritual individual era elevado, sin embargo eramos propensos a la desgracia si estamos separados, y que juntos seriamos contrapeso uno del otro, llevando penas y alegrías en igual proporción. Separados eramos un 3, juntos eramos un 33 así como el 11:11.
“En la numerología espiritual, los números 11, 22 y 33 son los denominados “Números Maestros”, siendo el numero 33 el mas alto en la escala. Este número representa la edad de la Maestría en la Iniciación de Jesús (su muerte, resurrección y ascensión), a parte de otros detalles esotéricos. El “33” simboliza el grado alto de consciencia espiritual por parte del ser humano”.
Sin dejar el misticismo la señora pidió saber si en nuestras direcciones había algún número 3. No lo había dije, y la señora cambio su rostro místico por uno de tranquilidad. Nos advirtió de manera marcada que por nada del mundo emparejemos nuestras vidas con algún otro tres, un tercer tres según ella, nos haría ir más allá. ¿Más allá de donde? le pregunté, sólo nos dijo que evitáramos el tercer 3.

Hoy en día vivo en la calle 3 de mi colonia, Victoria y yo, no somos pareja, ella se mudó a los Estados Unidos, ya casi no hablamos. No me gustaría creer en ese tipo de cosas pero, sí en realidad somos una dualidad que conectó con el 33, ¿Será que mis pensamientos y desgracias son fruto del tercer 3?

¿Cuál es la forma del dígito? 3:33 o 33:3 o 333, me he quebrado la cabeza de la curiosidad y hallé resultados peculiares.

Jeremías 33:3
Clama a Mí, y Yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.
Juan 3:33
El que ha recibido su testimonio ha certificado esto: que Dios es veraz
Proverbios 3:33
El Señor maldice la casa del malvado, pero bendice el hogar del hombre justo.

A veces me vienen a la mente recuerdos que suelen ayudarme a seguir adelante, otras veces me surgen ideas para emprender nuevas cosas. Hoy estoy estancado y me ha venido ésto durante la tarde noche de ayer. A veces mi cabezita me da algo de miedo por que no se suele equivocar. ¿Habré de replantearme el estilo de vida que quiero vivir? no lo sé. Así las cosas por el momento.

PD: ¿Te diste cuenta que mis entradas de los últimos meses fueron ambas 8? Que loco.

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